La etapa fué corta, 27 Km, porque el siguiente albergue abierto estaba a 55 Km, así que aproveché para caminar con más calma y disfrutar un poco más del paisaje. La salida de Sangüesa y subida a Rocaforte fue horrible porque durante todo el tramo los pulmones bombeaban el aire que desprendía una fábrica que había abajo, creo que era una papelera. El olor era nauseabundo. Luego tocó caminar por barro pisado por vacas, donde los pies bailaban por todo lado y a veces se hundían en el suelo húmedo. El paisaje no estuvo mal, pero fué monótono caminar siempre al lado de aquella interminable hilera de molinos eólicos (¡no son molinos, Sancho, son gigantes!) así que me arrepentí de no haber ido por el tramo alternativo de la Foz de Lumbier que me había comentado el amigo José. Me gustó Salinas de Ibargoiti y el camino por un bello bosque desde este pueblo hasta Monreal. Monreal también es precioso y sus gentes muy agradables. Para rematar la estancia en este pueblo no me puedo olvidar de mencionar el bacalao ajoarriero que me comí en el Hostal Unzué ¡Buenísimo!
22 abril 2006
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