29 abril 2006

23 abril 2006

Día 6: Monreal - Puente la Reina

La mañana fue muy fría, con vientos que aumentaban la sensación helada y algunos chaparrones de corta duración, pero suficientes para mojarme entero hasta sacar el impermeable, momento en el que dejaba entonces de llover. El paisaje fue precioso hasta Tiebas. Pasado este pueblo el Camino transcurrió junto a autovías y carreteras, algunas en obras que me obligaron a desviar. Hubo alguna pincelada de cosas bonitas, como Guerendiain o Olcoz, sobretodo el pórtico de la iglesia de este último pueblo. Luego barro hasta el cuello hasta llegar a Eunate. Pero barro pegajoso y pesado, como el de modelar ¡No sabeis como pesa en las botas!
Eunate es un lugar especial. No sé como explicarlo. Los que habeis estado sabeis bien de que hablo. Es un templo octogonal, como el de Salomón en Jerusalen, y de origen templario, con una arquería exterior cargada de leyendas. En su interior se respira una paz y un magnetismo extraordinario. No existen palabras para expresar estas sensaciones. Hay quien le llama fuerzas telúricas. Yo no sé que es, pero es muy especial. Hay impresiones que solo se sienten en el Camino.
En cuanto llegué a Obanos, reconocí el Camino Francés que ya había pisado hacía un año. Volví también al albergue de los Padres Reparadores de Puente la Reina y allí estaba una hospitalera muy amable que solo está los lunes. Casualmente la vez anterior también fue lunes ¡qué alegría! También estaba José, compañero de fatiga desde Somport ¡buena gente! y una chica y un hombre mayor de León con los que había empezado a congeniar. También habían más peregrinos de todo el mundo. Era Semana Santa y el Camino Francés estaba muy transitado. Y que pena... unos continúan y otros se retiran, como en la vida. Y a mí me tocó regresar a mi castillo, con la esperanza de volver a pisar estos caminos pronto.

22 abril 2006

Día 5: Sangüesa - Monreal


La etapa fué corta, 27 Km, porque el siguiente albergue abierto estaba a 55 Km, así que aproveché para caminar con más calma y disfrutar un poco más del paisaje. La salida de Sangüesa y subida a Rocaforte fue horrible porque durante todo el tramo los pulmones bombeaban el aire que desprendía una fábrica que había abajo, creo que era una papelera. El olor era nauseabundo. Luego tocó caminar por barro pisado por vacas, donde los pies bailaban por todo lado y a veces se hundían en el suelo húmedo. El paisaje no estuvo mal, pero fué monótono caminar siempre al lado de aquella interminable hilera de molinos eólicos (¡no son molinos, Sancho, son gigantes!) así que me arrepentí de no haber ido por el tramo alternativo de la Foz de Lumbier que me había comentado el amigo José. Me gustó Salinas de Ibargoiti y el camino por un bello bosque desde este pueblo hasta Monreal. Monreal también es precioso y sus gentes muy agradables. Para rematar la estancia en este pueblo no me puedo olvidar de mencionar el bacalao ajoarriero que me comí en el Hostal Unzué ¡Buenísimo!

21 abril 2006

Día 4: Artieda - Sangüesa


A la salida de Artieda recordaba mentalmente las indicaciones que me hizo Raquel con su brazo para ahorrarme 1 Km: "abajo-verde-contenedores, derecha-rojo-stop, izquierda-verde-tejado". No podía dejar de mirar atrás para grabar en mi mente la imagen sobre la montaña de aquel pueblo que me dejaba tan gratos recuerdos. También me dejó una garrapata enganchada a la piel del brazo, que no sé de donde narices podría haber salido y que debía haber chupado bastante sangre porque estaba hinchada y bien agarrada.
Mi primera visión de Ruesta fué fantasmagórica. El pueblo estaba abandonado y en ruinas. Tomé un bocado en el albergue y continué mi camino subiendo una importante pendiente de varios kilómetros en la que quemé todo el desayuno. Al llegar arriba el paisaje se tornó árido, recordándome los capítulos referentes al lobo de "El hombre y la tierra". Luego vino una bajada pronunciada, con final sobre antigua calzada romana, y llegué a Undués de Lerda, donde tuve una grata conversación con el hospitalero acompañada de una cervecita.
El final de la etapa fué en Sangüesa, ya en tierras navarras. Su colegiata es espectacular, especialmente su pórtico de entrada, donde se encuentran figuras escultóricas bastante misteriosas. Y qué decir de los vinos navarros. Tomé un par de copitas de Palacio de Sada con un bocata de chistorra y pimientos que daba más energía que el Pharmaton Complex. No me puedo olvidar que el albergue estaba cerrado y tuve que dormir en un hostal que tenía más mierda que el palo de un gallinero. Pero como el turista exige y el peregrino agradece, tocó hacer de tripas corazón y esperar a que el mañana amaneciese otro día.

20 abril 2006

Día 3: Santa Cilia de Jaca - Artieda

Este tramo del Camino fue desolador por tratarse de un páramo: largas lineas rectas entre campos de cereales donde durante mucho tiempo se ve exactamente lo mismo. Al inicio observé que en el lado derecho, a lo lejos, estaba Berdún y que su vista era preciosa, pero conforme transcurrían los kilómetros la visión de aquel pueblo se hizo saturante, parecía que nunca avanzaba.
Las bajadas en la etapa del día anterior pasaron factura provocandome dolores en las puntas de algunos dedos y un par de ampollas. Si a esto le sumamos que no probé bocado en toda la mañana y que no encontré ningún lugar donde pudiese comprar nada para comer, el resultado es que a los 28 km estaba totalmente destrozado. Así que cuando divisé Artieda desde debajo de la montaña no dudé un instante en acabar allí la etapa.
Cuando llegué al albergue estaba hecho polvo. Pedí cualquier cosa de comer y la hospitalera me puso unos garbanzos con patatas, pimientos y chorizo que resucitarían a un muerto. Creo que nunca me ha sentado tan bien una comida. La amabilidad también fue excelente. La misma hospitalera me invitó a acompañarle de paseo para mostrarme el pueblo y presentarme a los vecinos que había en la calle. Las vistas desde lo alto eran preciosas, divisándose las verdes alfombras que formaban los campos y el embalse de Yesa a lo lejos.
Por cierto, la hospitalera y su hija Raquel me contaron que el Plan Hidrológico Nacional pretende aumentar el nivel del embalse, lo que dejaría bajo el agua campos, más kilómetros de Camino (recordemos que es Patrimonio Mundial) y obligaría a emigrar a estas gentes a otras tierras, tal como ya sucedió cuando se creó el embalse (Ruesta p. ej. quedó abandonado). Esperemos que la insensatez de los políticos nunca llegue a tal fin y que personas tan maravillosas como estas puedan tener hijos, nietos y biznietos que continuen viviendo en estos pueblos en los que se atiende tan bien al peregrino.

19 abril 2006

Día 2: Villanúa - Santa Cilia de Jaca (por el GR 65.3.2)


Mi guía, que no es muy buena, indicaba que si quería pasar por San Juan de la Peña debería caminar unos 20 km más de los establecidos en la etapa del día. No decía nada más, ni siquiera el estado del camino alternativo ni los desniveles. Así pués, me eché a andar temprano sabiendo que me esperaba una larga jornada que podría rondar los 50 Km.
De Jaca no mencionaré nada, pues a parte de la catedral y de una cafetería francesa que hay en frente, el resto fué ver multitud de obras y cuarteles militares.
Al salir de Jaca, un hombre mayor me indicó que el mejor camino para ir a San Juan de la Peña era por la carretera, pero yo que hasta el momento confiaba ciegamente en mi guía, eché montaña arriba por el GR 65.3.2. El camino fué precioso, pero también fué una tortura física inacabable. Hasta San Juan de la Peña atravesé muchos bosques casi siempre subiendo por los regueros que hace el agua al bajar por la montaña. Y fué siempre subir, subir, subir... durante horas. En el trayecto oí bastantes aves y el sonido que produce algún animal que pudiera ser un ciervo. También atravesé varios arroyos. Una vez arriba empezó a tronar, así que visité rápido y por fuera el monasterio (maravilloso) y empecé a bajar deprisa por caminos mal señalizados, pedregosos y con desniveles impresionantes. Me ayudaron bastante los montículos de piedras que solemos colocar los peregrinos, ya que las marcas con pinturas estaban borradas o muy deterioradas. Al final cuando empezó a llover fuerte me perdí, pero a lo lejos vi la iglesia de Santa Cruz de la Serós y me lancé cuesta abajo y campo a través hasta que llegué al pueblo. Desde ahí hasta Santa Cilia de Jaca fui bastante cojo, pero llegué orgulloso de mi odisea y de haber disfrutado de los bellos parajes por los que había caminado.
El albergue de Santa Cilia es uno de los más bonitos y acogedores que he visto en el Camino. Os recomiendo que os hospedeis si alguna vez pasais por allí.

18 abril 2006

Día 1: Somport - Villanúa


¿Qué porqué hago el Camino de Santiago...? Por tantas razones que ya ni siquiera sé porqué, pero aquí estoy de nuevo.
La primera etapa fué de aproximación: de Cornellá a Barcelona en metro-goldwyn-mayer, de Barcelona a Tardienta en tren, luego otro tren hasta Jaca y de Jaca a Somport en autobús. Podría haberme quedado en Somport a dormir, pero tenía hambre de Camino y me eché a andar montañas abajo, esperando llegar a Villanúa antes de que se hiciese de noche.
Algunos días antes, había visto en el 'tablón de mensajes' de jacobeo.net que otro peregrino también empezaba el mismo día y habiamos intercambiado algunas palabras. Pues bien, en Jaca estaba ya José Almeida dispuesto a pisar el mismo suelo y compartir sensaciones. Así que empezamos juntos y nos hemos ido viendo muchas veces a lo largo del trayecto. Y solamente nosotros dos, porque en el Camino Aragonés, durante seis dias, a parte de un grupo de belgas que alternaban las botas con los neumáticos de los táxis y unos alemanes que se cagaban patas abajo por haber bebido agua de donde no debían, no hemos visto a nadie más caminando. Ha sido bastante solitario, lo cual es muy positivo para el reencuentro de uno mismo con su alma y para oir los canturreos de las aves y el sonido del viento.

17 abril 2006

Camino Aragonés

He estado ausente unos días y por eso tenía bajada la persiana de mi blog. Me fui a hacer el Camino de Santiago en su tramo aragonés, desde Somport hasta Puente la Reina y, cuando volví, apenas me dió tiempo a quitarme la mochila, ya que me estaba esperando la familia en el coche para ir a Marina d'Or a pasar unos días de relax. El Camino ha sido maravilloso, como siempre. Lo otro, bueno... ha sido útil para relajarme y recordar el Camino.
Así pués, ya estoy aquí de nuevo, y con el retorno vuelven las fotos y los textos. Empezamos.